Desgracias como el atentado terrorista de #Barcelona sacan lo mejor y lo peor de una sociedad. Las muestras de solidaridad y armonía han sido espectaculares. Lo primero es destacar eso. Pero también está siendo evidente que la rabia puede atizar el odio si se renuncia a la sensatez. En esta semana ha quedado claro lo que ya sabemos, que “los extremos se juntan”.
Hemos visto estos días en los medios y las redes sociales a gente que aprovecha estas situaciones para desatar sus rencores y/o meter con calzador (“viste, te lo dije”) sus prejuicios y estereotipos, conectando hechos que poco tienen que ver. Surrealismo esperpéntico que en algunos casos ha rayado con retórica fascista por la carga de odio irracional que contenía. Una vergüenza de inmadurez cívica y social. Lo triste es que he leído afirmaciones absurdas en gente inteligente y sensata, que suele opinar con responsabilidad, pero que deja de hacerlo impulsada por la rabia. La libertad de expresión no tiene sentido sin autorregulación. Reclama un ejercicio de responsabilidad. Por lo visto esto es algo que todavía muchos no entienden.
Quiero describir algunos ejemplos de estos excesos leídos en la prensa y redes sociales con motivo del atentado terrorista en Cataluña:
1. Opiniones injustas y groseramente generalizadoras: Personas que tachan de “gentuza” y demás improperios a todas las personas que siguen la religión del islam, como si ser musulmán/a y yihadista fuera lo mismo. Las mismas conclusiones se sacan ahora de los inmigrantes. Culpabilizar por identidades de origen no solo es injusto, sino también equivocado. Ese pensamiento absurdo y primitivo de que “si la mayoría de A es B, entonces B es A”. Nop, es hora de que se alfabeticen y aprendan que correlación NO implica causalidad, y que construir esas asociaciones es de ignorantes: ¿Te gustaría que por ser mujer, negro, española o andaluz se dé por hecho que eres de una determinada manera, que te encantan los toros, que eres extranjero, que tiene que gustarte el flamenco, o que incluso eres un vago? ¿Te atreves por un momento a ponerte en el pellejo de lo que puede estar sintiendo ahora una honesta y pacífica familia de inmigrantes magrebíes que viva y trabaje en Cataluña?
2. Afirmaciones que se empeñan en conectar y equiparar factores y hechos, de forma forzada, para canalizar sus neuras y obcecaciones ideológicas de siempre: Por ejemplo, mezclar otra vez el desastre de Barcelona con el terrorismo de ETA, la inmigración con el terrorismo, la identidad catalana o el independentismo con los riesgos de que se produzcan estos hechos o el coqueteo con la violencia, y un largo etcétera. El artículo de Arcadi Espada en El Mundo es una expresión penosa de eso, pero hay más afirmaciones rotundas sacadas de la chistera. Por ejemplo, a partir de lo que pasó con la vivienda de Alcanar, de que la okupación de viviendas constituye, per se, un gran riesgo a la seguridad. Otras, aún más esperpénticas, que relacionan la #turismofobia con el terrorismo islámico, como este tuit de un tal @clubdelosviernes: “Se empieza pinchando las bicis de los turistas y se acaba atropellándolos en furgoneta por la Rambla” [Como siempre, fauna que se apunta a las elucubraciones interesadas en modo “sesgo de confirmación”]
3. Desde el nacionalismo catalán (1): Teorías conspiranoicas de que el gobierno del Estado español está detrás de los actos terroristas, y que incluso los ha provocado en Cataluña, para justificar la reversión del ímpetu nacionalista [esto solo puede pensarlo una mente ignorante, enferma y paranoica, y OJO, que esto lo escribe una persona que confía muy poco del gobierno que tenemos… pero de ahí a afirmar eso, hay un trecho]
4. Desde el nacionalismo catalán (2): Gente que ha asegurado que desde Madrid se estaba deseando que los mossos y la Generalitat fallaran estrepitosamente en la búsqueda de los terroristas para demostrar que Cataluña necesita de España [no soy ingenuo, y puedo intuir que haya habido políticos o personas que tuvieran ese deseo, pero no puede plantearse como una postura institucional, tal como algunos han hecho]
5. Desde el nacionalismo español: Aprovechamiento de esta situación tan dramática para hacer apología de la españolidad, y de la necesidad de que Cataluña renuncie a cualquier proceso de reclamo de un Referéndum. Han utilizado una oportunidad como esta, que sacude profundamente la sensibilidad, para meter con calzador sus prejuicios e intereses. Personas que han politizado de forma grotesca un desafío complejo que solo puede abordarse desde la unidad [un buen ejemplo de esto es el patético editorial publicado por El País].
6. Pensamiento fácil y apresurado para insultar y poner etiquetas a cualquier grupo de personas (que no seamos nosotros/as, claro) a los que poder endosar la culpa de la frustración que produce un acto abominable como este [no se toman el trabajo de poner los hechos en su contexto, de profundizar en las posibles causas, de incluso entender las posibles consecuencias de nuestros propios actos anteriores]
7. Acusaciones hacia los que intentamos evitar las generalizaciones injustas de que “de tanto defender a los musulmanes, seguro que ni habéis dedicado tiempo a honrar a las víctimas o denunciar el terrorismo”, como si no se pudieran hacer las dos cosas, forzando artificialmente un dilema que no existe, que es una práctica bastante común en la gente obcecada en manipular la realidad [En un intercambio en Facebook, algún participante me vino con ese argumento ridículo, y ni se molestó en pensar en las razones que le expuse al invitarle educadamente a ser más equilibrado en sus opiniones]
8. Periodismo carroñero que buscaba audiencia, titulares y atención a costa de cualquier principio ético: Aquí se incluyen, por supuesto, los medios sensacionalistas que han actuado desde la obsesión lucrativa hasta las personas de a pie que con sus inoportunas imágenes sólo han querido alimentar su narcisismo desde una grotesca insensibilidad [Las explicaciones que he podido leer, de algunos periodistas, para justificar las razones de sus morbosas publicaciones son peores aun]
9. Frustración y miedo que alguno/as canalizan en forma de más arrogancia y bravuconería: Un efecto de acción-reacción que solo contribuye a escalar el odio en los dos sentidos. Alguno/as se han empeñado en vociferar que “nada de lo que está pasando nos va a afectar en absoluto” porque, al parecer, somos los tipos más duros del universo. Nop, la hipocresía del avestruz nos hace más daño. El terror provoca miedo, y negar eso es absurdo. El problema no está en el miedo, sino en cómo racionalizarlo y gestionarlo. Una de las características que nos debe diferenciar de los Yihadistas es no pretender identificarnos con patrones puros o perfectos. Somos humanos imperfectos que reconocemos nuestras limitaciones. Y reconocerlas es una oportunidad para mejorarnos [Tenemos que ser honestos con nosotros mismos, y dejar que fluyan nuestros sentimientos, para trabajar con ellos]